viernes, 1 de noviembre de 2013

SERIE POESÍA

LA MARCHA DESOCUPADA 
de José Chavez

ISBN 978-987-29090-3-1

             Yo estuve allí, la noche en que el hombre perdió la dignidad y tuvo que salir a las calles a mendigar un mendrugo.
                Yo estuve allí, cuando la vida dejó de ser hermosa para convertirse en un atropello, en una miseria diaria, en una canción de pena resonando en oídos huecos.
                Yo vi las caras tristes, sentí el ruido de las tripas revueltas por hambre y desesperación, por impotencia y rabia. Yo estuve allí, cuando seres antropoformes peleaban por el derecho a revolver la basura de los vertederos para poder llevar un trozo de pan a sus hijos.
                 Y… nadie hizo ni hará nada. La mayoría de la gente ignora que el hambre vive en las venas de nuestra Patria, que junto al torrente novedoso de la democracia y la civilización, la barbarie sigue haciendo lo suyo.
                   
                   Y nadie hizo ni hará nada…

José Chávez

 PRÓLOGO



           Sin darme  cuenta, voy marchando. Terminé de leer el libro, MARCHA DESOCUPADA del joven poeta José Chávez y voy marchando. Por momentos me tomo del brazo de la madre moribunda, acaricio la cabecita negra de un chirete de ojos lánguidos, cuerpito desnutrido. Qué difícil es levantar la voz en un reclamo,  cuando las neuronas apenas si laten adormecidas!
Qué triste y lastimoso es, cuando un padre debe marchar pidiendo, en vez de trabajar produciendo, dignificándose, dando sostén a su familia.
En cierto instante desolado, impotente, me vi navegando en una de esas tantas acequias mugrosas de la urbe, buscando el mar gigante de basureros salvadores, salvavidas. Me encontré peleando como perro muerto de hambre, con hermanos que, igual que yo, estaban muertos de hambre.
Qué impotencia se siente, vivir en un país tan rico y tener que asistir diariamente al basurero, o la plaza; a manifestarse, a ver si por ahí alguna vez los señores escuchan y dan la solución que el pueblo espera y necesita.
El poeta José Chávez, logra dar un zapatazo en el trasero de los indiferentes. Su obra es una bandera de los sometidos, de los esclavos de ahora, esos que no tienen voz; pero votan. Sumisos, presos del hambre y la miseria inmensa, marchan también a la sede, a la espera del maldito bolsón, del pescado; en vez  de la caña y el anzuelo.
Cristo, impotente de tanta insolencia, asustado de tanta injusticia, no participa en las marchas, saca cuentas de cómo sigue el juego después de tanta manipulación, tanta ceremonia vacía, rituales vanos y corazones rotos.
En la Marcha Desocupada, vamos todos. Es el nuevo vehículo que transporta a la humanidad, al menos a los argentinos. Algunos piden; son los más. Otros adherimos, los que tenemos la comida cada día. Hay quienes no saben que van, pero van.  A ellos les dedican los cánticos, los pasacalles, las pancartas. Son los dioses que siembran el odio, la esclavitud, la ignorancia, el desconsuelo.
Sé que este libro es una obra destacada, nació para flamear en las alturas, ojalá, los poderosos un día sientan vergüenza y miren al trabajador como a un hermano, un ser humano.
Quien lea este libro, deberá sorberlo trago a trago y tomar impulso para seguir reclamando, siempre desde la paz, la unidad, jamás desde la violencia.
José Chávez es el nombre del nuevo poeta de Salta, de la región Noroeste y de seguir con su lectura y este oficio de escribir, no tengo dudas que será otro notable poeta argentino.                        
                                      
Lucho Ponce
                                            Metán

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